“Por lo visto tendremos bastante tiempo aquí, ¿Por qué no aprovechados y me cuentas de qué se trata el símbolo del que tanto hablas?".
No te gusta la gran multitud que se mueve a tú alrededor, respondes gentilmente al enano:-Hay muchos oídos indiscretos, será mejor que lo hablemos en un lugar más privado, no queremos llamar la atención de nadie-.
Te dedicas a explorar tu entorno, no parecen muy buenos en su arte, un sólo buen curandero podrá hacer el trabajo de estos clérigos mucho más rápido. Estas un poco aburrido no te gusta la chusma que te rodea, ojala encuentres algún buen material en la biblioteca, pero bueno por el momento sólo puedes esperar…
15.Warfax:
El enano, sentado y con el brazo adolorido, espera ser atendido. Mientras tanto, y para hacer más corta la espera, se dirige al mago: " Por lo visto tendremos bastante tiempo aquí, ¿Por qué no aprobechamos y me cuentas de qué se trata el símbolo del que tanto hablas?".
15. Eventos
Warfax y Rastlin:
Los compañeros entran al templo. El mago parece despreciar a los clérigos de Lathander a los que llama por lo bajo "débiles plañideros".
Todos los sacerdotes están ocupados y un sirviente en la puerta los invita a sentarse en un banco que actúa cómo sala de espera. Les informa que en cuanto alguno de los acólitos este libre serán atendidos. El brazo de Warfax esta volviendo a dolerle con mucha intensidad, pero no queda más opción que esperar.
Criseide:
Todavía sorprendida por el repentino liderazgo del gnomo, Criseide se dirige acompañada por Lleorwyn al templo de Beregost para recuperar su añorada forma. Es increíble la cantidad de cosas que ha vivido en tan pocas horas y sabe que esto recién esta comenzando.
La pequeña ciudad es bastante concurrida, campesinos y mercaderes caminan de un lado al otro, aparentemente dirigiéndose a sus casas antes de que caiga la noche. También pueden verse varios personajes extraños que no pueden ser otra cosa que aventureros entrando a las posadas o charlando en las esquinas. Eso es bueno, significa más espadas para la inminente batalla.
El elfo la guía a través de las calles y la hace salir de la ciudad. Un poco apartado de los últimos edificios se encuentra un gran templo hermosamente ornamentado. Feliz, sabiendo que aquí seguramente podrán ayudarla atraviesa la gran arcada de la entrada.
Alrededor de una gran estatua del dios Lathander se encuentran varios sanadores atendiendo a algunos plebeyos. Un individuo les indica que deben aguardar en un banco encastrado en la pared de mármol. Ya es tarde y sólo parece haber dos individuos aguardando su turno. Indudablemente forman una pareja poco común. Un hombre de ojos terribles envuelto en una túnica roja y un enano con el brazo entablillado.
Wacka:
El paladín, su escudero y Wacka se dirigen a las oficinas del alcalde de Beregost. Cuando llegan a la plaza central se sorprenden de ver a dos veintenas de hombres del Puño Llameante montando varias tiendas. Aparentemente se trata de una patrulla ya que sus botas están cubiertas de barro y tienen aspecto agotado, no obstante ninguno muestra señales de batalla. El paladín sonríe y exclama: -Bien hallados compañeros, vuestra presencia no puede ser más oportuna.
Los soldados lo miran extrañados, pero no le prestan mayor atención y vuelven a su trabajo. Con nuevos ánimos, los compañeros se presentan ante la puerta del alcalde de Beregost dónde un guardia los detiene:
-Alto ciudadanos, el alcalde se encuentra ocupado. Está reunido con el capitán de esa compañía de soldados que veis ahí. Afortunadamente sólo están de paso, pero sin dudas dejaran la plaza hecha un chiquero y nos tocará a nosotros limpiarla.
Miles le explica la situación al guardia. Su voz emana autoridad y confianza, así que este les permite pasar.
En una lujosa sala los recibe un mayordomo que les pregunta a quien desean ver y desaparece tras una puerta de roble.
Mientras aguarda, el paladín le pregunta a Wacka si se siente bien y con quien hablaba en el camino.
Los compañeros entran al templo. El mago parece despreciar a los clérigos de Lathander a los que llama por lo bajo "débiles plañideros".
Todos los sacerdotes están ocupados y un sirviente en la puerta los invita a sentarse en un banco que actúa cómo sala de espera. Les informa que en cuanto alguno de los acólitos este libre serán atendidos. El brazo de Warfax esta volviendo a dolerle con mucha intensidad, pero no queda más opción que esperar.
Criseide:
Todavía sorprendida por el repentino liderazgo del gnomo, Criseide se dirige acompañada por Lleorwyn al templo de Beregost para recuperar su añorada forma. Es increíble la cantidad de cosas que ha vivido en tan pocas horas y sabe que esto recién esta comenzando.
La pequeña ciudad es bastante concurrida, campesinos y mercaderes caminan de un lado al otro, aparentemente dirigiéndose a sus casas antes de que caiga la noche. También pueden verse varios personajes extraños que no pueden ser otra cosa que aventureros entrando a las posadas o charlando en las esquinas. Eso es bueno, significa más espadas para la inminente batalla.
El elfo la guía a través de las calles y la hace salir de la ciudad. Un poco apartado de los últimos edificios se encuentra un gran templo hermosamente ornamentado. Feliz, sabiendo que aquí seguramente podrán ayudarla atraviesa la gran arcada de la entrada.
Alrededor de una gran estatua del dios Lathander se encuentran varios sanadores atendiendo a algunos plebeyos. Un individuo les indica que deben aguardar en un banco encastrado en la pared de mármol. Ya es tarde y sólo parece haber dos individuos aguardando su turno. Indudablemente forman una pareja poco común. Un hombre de ojos terribles envuelto en una túnica roja y un enano con el brazo entablillado.
Wacka:
El paladín, su escudero y Wacka se dirigen a las oficinas del alcalde de Beregost. Cuando llegan a la plaza central se sorprenden de ver a dos veintenas de hombres del Puño Llameante montando varias tiendas. Aparentemente se trata de una patrulla ya que sus botas están cubiertas de barro y tienen aspecto agotado, no obstante ninguno muestra señales de batalla. El paladín sonríe y exclama: -Bien hallados compañeros, vuestra presencia no puede ser más oportuna.
Los soldados lo miran extrañados, pero no le prestan mayor atención y vuelven a su trabajo. Con nuevos ánimos, los compañeros se presentan ante la puerta del alcalde de Beregost dónde un guardia los detiene:
-Alto ciudadanos, el alcalde se encuentra ocupado. Está reunido con el capitán de esa compañía de soldados que veis ahí. Afortunadamente sólo están de paso, pero sin dudas dejaran la plaza hecha un chiquero y nos tocará a nosotros limpiarla.
Miles le explica la situación al guardia. Su voz emana autoridad y confianza, así que este les permite pasar.
En una lujosa sala los recibe un mayordomo que les pregunta a quien desean ver y desaparece tras una puerta de roble.
Mientras aguarda, el paladín le pregunta a Wacka si se siente bien y con quien hablaba en el camino.
14.Criseide
"El pequeño gnomo se aparto unos metros del grupo, al ver a su amigo Glodo sentado sobre una piedra cerca de la entrada del pueblo."
Los cuatro se miraron confundidos ante la reacción del gnomo, y hasta un poco asustados. Pero prefirieron no decirle nada, pues asumieron que el gnomo podría estar agotado por la larga caminata.
- Listo!, se nos ocurrió una explendida idea. Señor elfo, ¿Sería usted tan amable de acopañar a la desdichada Criseide a que le remuevan su maldición?, el templo no queda muy lejos de aquí y no deberían tener demasiados problemas. Miles y yo iremos directo a conseguir ayuda. Encuentrense con nosotros lo antes posible, en lo del alcalde. No pierdan tiempo.
La seguridad del gnomo termino de desconcertar al grupo, que ahora escuchaba desconfiado de cualquier palabra que podría salir de su boca. Sin embargo, ella estuvo de acuerdo con Wacka. Definitivamente sería más rápido si se separaban.
Criseide asintió al plan del gnomo, y comenzó a golpear muy suavemente la pierna del elfo, para que comenzaran a caminar. El elfo discutió brevemente con el paladín un par de detalles e inmediatamente el grupo se separó.
14.Wacka
El pequeño gnomo se aparto unos metros del grupo, al ver a su amigo Glodo sentado sobre una piedra cerca de la entrada del pueblo.
- Glodo!! Por fin te encuentro, ¿Donde te habías metido? -
- Si, perdoname, es que tuve que hacer un par de arreglos de ultimo momento, perdón por no avisarte.-
Wacka continuo escuchando la historia del otro gnomo, mientras sentía las miradas confundidas del resto del grupo y las voces secretivas del paladín y el elfo revolotenado en aire.
Unos segundos despues, el gnomo se dirigió al grupo con una sonrisa que ocupaba toda su cara:
- Listo!, se nos ocurrió una explendida idea. Señor elfo, ¿Sería usted tan amable de acopañar a la desdichada Criseide a que le remuevan su maldición?, el templo no queda muy lejos de aquí y no deberían tener demasiados problemas. Miles y yo iremos directo a conseguir ayuda. Encuentrense con nosotros lo antes posible, en lo del alcalde. No pierdan tiempo.
14.Rastlin
-"Tengo que dirigirme a ese templo lo antes posible, este dolor se torna insoportable. Imagino que me pedirán cierto dinero a cambio, espero que las monedas que me quedan alcancen. No se qué tienes pensado hacer de tu vida, pero creo que esa herida en tu pierna tampoco sanará por si sola, posiblemente alguien te pueda dar una mano a ti también. ¿Qué dices, me acompañas?".
Miras al enano y le respondes:-“He pasado un buen rato contigo, mi herida es algo muy difícil de tratar, un maestro en las artes de curación podría con ella, alguien tan experimentado como Sir Lot de Helmo, lástima que quedan muy pocos que hagan tan bien su oficio como él, no creo que pueda encontrar un solución en el templo local, pero tengo una propuesta para ti, después de todo tenemos una conversación pendiente, te acompañare al templo si luego no dirigimos a alguna posada, eso si, antes yo pasaré por la librería, soy buen amigo del viejo que la maneja capaz que posee algún material nuevo en el que pueda instruirme, cuando ya nos encontremos en un lugar seguro y tranquilo podremos conversar sobre el símbolo del capacete ¿Qué te parece?-.
Terminas de realizar tu propuesta al enano y esperas su respuesta. La verdad que todavía no te agrada mucho la idea de la ciudad, pero estás algo confiado, has tenido un poco de suerte últimamente y no se te ha cruzado por tu camino algún caza recompensas, fuera de eso tu herida no molesta demasiado, “Así que, ¿Qué mal te podría hacer un tiempito en la ciudad en compañía del enano? Después de todo podrían embarcarse en algún tipo de aventura”, este es el pensamiento que ronda por tu cabeza, aunque, en lo más profundo de tu mente, hay una duda que te atormenta, el símbolo en el capacete…
Miras al enano y le respondes:-“He pasado un buen rato contigo, mi herida es algo muy difícil de tratar, un maestro en las artes de curación podría con ella, alguien tan experimentado como Sir Lot de Helmo, lástima que quedan muy pocos que hagan tan bien su oficio como él, no creo que pueda encontrar un solución en el templo local, pero tengo una propuesta para ti, después de todo tenemos una conversación pendiente, te acompañare al templo si luego no dirigimos a alguna posada, eso si, antes yo pasaré por la librería, soy buen amigo del viejo que la maneja capaz que posee algún material nuevo en el que pueda instruirme, cuando ya nos encontremos en un lugar seguro y tranquilo podremos conversar sobre el símbolo del capacete ¿Qué te parece?-.
Terminas de realizar tu propuesta al enano y esperas su respuesta. La verdad que todavía no te agrada mucho la idea de la ciudad, pero estás algo confiado, has tenido un poco de suerte últimamente y no se te ha cruzado por tu camino algún caza recompensas, fuera de eso tu herida no molesta demasiado, “Así que, ¿Qué mal te podría hacer un tiempito en la ciudad en compañía del enano? Después de todo podrían embarcarse en algún tipo de aventura”, este es el pensamiento que ronda por tu cabeza, aunque, en lo más profundo de tu mente, hay una duda que te atormenta, el símbolo en el capacete…
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